Boyacá, Colombia – Julián Pinilla, más conocido como El Chico de la Ruana, ha puesto en marcha uno de los proyectos sociales más inspiradores del país: la construcción de una escuela rural en Boyacá, con la cual busca transformar la vida de jóvenes campesinos a través del arte, la cultura y el bienestar emocional.

La iniciativa, que ha despertado una ola de solidaridad, se originó a partir de una campaña simbólica donde Pinilla planteó una pregunta poderosa: “¿Me recibe este ladrillo o lo doblamos y se lo llevamos a alguien que lo necesite?” Gracias a esta frase, logró recolectar más de 2.000 ladrillos en pocos días, donados por ciudadanos que se unieron con entusiasmo a su causa.

“Aquí también se pueden buscar proyectos de vida, un equilibrio emocional, bienestar, que es lo que necesitan nuestros ‘chinos’”, expresó Pinilla en uno de sus recorridos por la zona.

La escuela será única en su tipo en la región, y estará enfocada en fortalecer la identidad campesina y el arraigo rural. A diferencia de otras instituciones, se centrará en ofrecer espacios de aprendizaje para el desarrollo humano, artístico y comunitario, evitando que los jóvenes deban migrar a las ciudades para encontrar oportunidades.

Lo más llamativo es que la campaña no solo logró sumar materiales, sino también corazones. Varios de los participantes que inicialmente donaron, decidieron duplicar sus aportes para beneficiar a otros, en un acto espontáneo de solidaridad campesina.

Con este proyecto, El Chico de la Ruana no solo está construyendo una escuela, sino también un símbolo de esperanza para las futuras generaciones del campo colombiano. Un ladrillo a la vez, Boyacá comienza a levantar una nueva historia.

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